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Cómo expresar nuestros valores

CONTENIDO


CAPÍTULO 1:

CÓMO EXPRESAR NUESTROS VALORES:

¿QUÉ SIGNIFICA NUESTRA BODA?

Por Mark y Eileen Summit

Introducción

Chris y Suzy se casaron en la iglesia de la comunidad. A pedido de los novios, el grupo del círculo de oración que se reunía semanalmente participó de forma activa en el proceso de preparación para el matrimonio. Durante la ceremonia de compromiso, los novios intercambiaron entre sí unos collares de cuentas, los cuales sus amigos bendijeron en oración. Una semana antes de la boda, el grupo se reunió nuevamente para conversar acerca del significado de la celebración nupcial y del matrimonio. Luego de que las dos parejas que tenían menos tiempo de casadas renovaron sus votos matrimoniales, los anillos que Chris y Suzy habrían de intercambiar en su boda fueron circulados entre todos los presentes, y cada persona oró pidiendo bendición para la pareja y su futura unión. El día de la boda sus amigos se reunieron, poco después del amanecer, para comenzar el día con oración y cánticos de alabanza. Luego de esto, hornearon el pan para la celebración de la Eucaristía que se ofrecería durante la ceremonia nupcial.

Pedro y Mary se casaron hace algunos años junto a la ribera de un tranquilo río, en presencia de un ministro, amigo de ellos, y dos testigos. Ningún otro amigo o familar estuvo presente. La belleza del escenario y la apacible naturaleza del ritual reflejaron sus valores de sencillez y de buena mayordomía de los recursos. Ocho años más tarde, involucrados activamente en la comunidad católica y en espera de su primer bebé, reafirmaron su compromiso matrimonial públicamente a través de un ritual efectuado durante la misa.

Rafael y Margie contaban con un presupuesto limitado cuando decidieron contraer matrimonio, ya que recién se habían graduado. Para ellos, la parte más importante de la boda sería la ceremonia en la iglesia pues Dios era, y aún es, la figura principal en su unión. La recepción quedó como última opción, y solamente participaron sus familiares y amigos más cercanos. El templo estaba colmado de personas queridas: compañeros de escuela, hermanos y hermanas de la iglesia, familiares, y amistades. Muchas de estas personas les ayudaron a preparar la sencilla decoración del lugar. La emoción embargó el corazón de todos los presentes. Luego de participar de la comunión, el pastor consagró su unión, y un buen amigo culminó la ceremonia entonando un sublime himno.

¿Cuántos hemos soñado, desde nuestra niñez, con el día de nuestra boda? Desfilaríamos hacia el altar con un hermoso vestido blanco, velo, corona, y una larga cola. O seríamos el novio más guapo del mundo, vestido con el más elegante de los tuxedos, esperando casarnos con la más bella y elegante novia. En presencia de amigos y familiares observando con emoción, el ser amado nos miraría a los ojos y nos diría a viva voz: "¡Sí, acepto!" y seríamos felices para siempre.

Los sueños de la niñez con respecto a las bodas tienden a enfocarse exclusivamente en las cosas externas --el vestido, el tuxedo, las flores, los anillos, etc.-- ignorando muchas veces la verdadera y profunda realidad del matrimonio. Muchas parejas, ilusionadas con estos sueños y asediadas por las presiones familiares y sociales, no son capaces de ir más allá de los símbolos tradicionales externos, en busca del profundo significado que este evento constituye para sus vidas. De esta forma, pierden la oportunidad de hacer que la boda sea verdaderamente su boda.

Las parejas que mencionamos al principio del capítulo tomaron una decisión basada en sus valores personales, y en símbolos y tradiciones significativas para ellos. Llevaron a cabo rituales matrimoniales diferentes que fueron reflejos del amor que se había desarrollado entre ellos, así como del nuevo sentido de familia, al cual se le dio reconocimiento público durante la ceremonia. Estas parejas integraron sus propias historias y valores en sus celebraciones, e incorporaron tradiciones con verdadero significado para ellas. De este modo, sus bodas fueron de mayor satisfacción de lo que habría sido una boda típica. En lugar de llevar a cabo un gran espectáculo con lujos y derroche, celebraron lo que para ellos era lo más importante: su unión, su nueva familia, el amor del uno hacia el otro, y su amor hacia la comunidad y al mundo entero.

Con bastante frecuencia nuestra cultura visualiza la boda como un evento totalmente desligado del matrimonio; un evento que ocurre sólo una vez, el cual está totalmente desconectado de la vida que la pareja vivirá luego del mismo. Nosotros creemos que la pareja debe comenzar por ver su boda como parte del proceso de casarse a fin de que la celebración tenga mayor significado. Una ceremonia en la cual se incorporan los valores que la pareja practica se convierte así en un fundamento sólido para la estabilidad de su relación matrimonial.

Desafortunadamente, no es fácil para las parejas tomar decisiones de esta índole. En incontables ocasiones, su creatividad e imaginación se ven afectadas por numerosas expectativas sociales, familiares y religiosas, las cuales datan de cientos de años atrás. Las presiones sobre la pareja para que sigan un patrón tradicional pueden ser enormes. Dada esta realidad, es saludable examinar brevemente algunos datos sobre la historia del matrimonio y de las bodas, de modo que podamos comprender mejor la influencia de las tradiciones en las bodas y celebraciones contemporáneas.

Trasfondo histórico

Casarse, unirse o emparejarse es una tradición antigua. La forma de llevar a cabo el ritual en el que dos personas unen sus vidas ha variado mucho, tanto en las diversas religiones, como en las diferentes culturas y distintas eras de la historia humana. Aunque el propósito de este material no es hacer un estudio exhaustivo sobre la historia del matrimonio, Mark Ishee provee un marco útil en "Wedding Toasts and Traditions: Sample Toasts and the Origins of Customs" (Brentwood, Tenn., J.M. Productions, 1986).

El matrimonio, como nosotros lo conocemos ahora, es muy diferente al matrimonio en tiempos pasados. Hasta la Edad Media, un rey podía casarse con su prima; un clérigo (muchas veces) habría tenido una esposa y varias concubinas... El matrimonio ha sido utilizado con frecuencia para ganar poder político, y hasta hace relativamente poco tiempo atrás la mujer no tenía voz a la hora de escoger a su marido.

Ishee señala tres etapas en la historia del matrimonio: matrimonio por la fuerza, matrimonio por contrato, y matrimonio por amor mutuo. El matrimonio por la fuerza data de los inicios de la historia. Un hombre capturaba a una mujer que era generalmente de otra tribu (con frecuencia debido al tabú del incesto). Esto daba testimonio de su fuerza en la guerra. El "padrino" ayudaba a su amigo en la captura de la novia. Según Ishee, la luna de miel también es un vestigio de los días del auge de los matrimonios por la fuerza. Frecuentemente, la tribu a la cual pertenecía la novia capturada salía a buscarla, por lo que era necesario que el guerrero y su nueva esposa se escondieran para evitar ser descubiertos. La luna de miel evolucionó como un símbolo del período de tiempo durante el cual los novios se escondían hasta que los parientes de la novia se cansaban de buscarla.

La razón por la cual se desarrollaron los matrimonios por contrato es sencilla: la venganza de una tribu contra la otra por haberle quitado una de sus mujeres era costosa. En algún momento dado se comenzó a otorgar una compensación por la mujer robada, en un esfuerzo por evitar la venganza. El prevenir la guerra entre las tribus y la compensación a los furiosos familiares dio lugar al intercambio de propiedades: ganado, tierras u otra mujer eran entregados a cambio de la novia. Según el autor señala,

La sola palabra "boda" se remonta a la etapa de la compra de la esposa por la cual pasó el matrimonio. Las "nupcias" eran el dinero, caballos o el castillo que el novio ofrecía como promesa de pago al padre por la compra de la novia. De aquí se deriva la idea de "prometer" la novia al hombre que pagará el precio requerido para tenerla.

A medida que fue pasando el tiempo, el "precio de la novia" tomó la forma de elaborados obsequios que el novio ofrecía a los padres de la novia. De este modo, el proceso de dar y recibir obsequios, negociación que se extendía por largos períodos de tiempo, implicaba que el contrato matrimonial había sido sellado. Esta tradición aún se practica en algunos países alrededor del mundo. En algunas culturas, la tierra, el ganado, o cualquier otro objeto de valor, eran entregados al novio como dote. Estos bienes eran ofrecidos como compensación para el novio cuando asumía la "carga" de mantener a una mujer. La práctica del matrimonio por contrato prevaleció en Inglaterra hasta mediados del siglo XVI. La costumbre moderna de "entregar a la novia" tiene sus raíces en la creencia de que la novia era una propiedad que el padre entregaba al novio. De hecho, la frase "tener y retener" proviene de las viejas transacciones de propiedad inglesas.

El matrimonio por amor mutuo era algo poco común hasta hace relativamente poco tiempo. Uno no se casaba por amor; no obstante, se esperaba que amaras a la persona con la cual te habías casado. Ishee establece que:

No fue hasta los siglos IX y X que las mujeres obtuvieron el privilegio de elegir o rechazar a sus maridos de acuerdo a su propio juicio. Son pocas las excepciones de las cuales se tiene registro en las que las mujeres reclamaran el derecho de seleccionar a su pareja.

La práctica de huir con la persona amada fue uno de los primeros aspectos del matrimonio por amor mutuo. Esto permitía a la mujer casarse con el hombre de su elección, en lugar de hacerlo con aquel que llenara los requisitos impuestos por el padre o la madre de ésta.

Bodas y matrimonios en la actualidad

Los anteriores son solamente algunos ejemplos de los orígenes de las ceremonias matrimoniales modernas. Nosotros, en cambio, vivimos en un mundo completamente diferente al mundo en el cual vivieron nuestros antepasados en siglos anteriores. Factores históricos más recientes se han conjugado para darnos la oportunidad de examinar las tradiciones y la historia desde una nueva perspectiva. Además, el cambio en el status de la mujer es un factor que ha afectado significativamente la forma en la que nuestra cultura considera las bodas y el matrimonio. Las actitudes sociales han ido cambiando; hemos recorrido un largo camino desde los días cuando las mujeres eran capturadas y forzadas al matrimonio. Las mujeres ahora esperan y demandan un trato de igualdad en relación a los hombres.

Durante las pasadas décadas, el número de personas que ha elegido un estilo de vida el cual no incluye el matrimonio --ya sea por razones políticas, económicas, sociales, o sexuales-- ha ido en aumento. A pesar de que el matrimonio se ha convertido más en una opción que en una necesidad vital, muchas personas todavía escogen expresar su compromiso a través de la institución del matrimonio. Las bodas aún abundan y los medios de publicidad han proclamado una nueva era de romance. "La boda" ha adquirido un aspecto casi mítico, respaldado por la "industria nupcial", la cual ostenta millones de dólares en ventas anualmente. Los periódicos, revistas, y crónicas sociales exaltan los matrimonios de las superestrellas del mundo del entretenimiento o de la realeza... ¿Quién no recuerda toda la conmoción que rodeó la suntuosa boda del príncipe Carlos y la princesa Diana?

La felicidad que prometen los medios de publicidad no tiene fundamentos sólidos. Muchas personas, al no encontrar a la pareja "perfecta" que les salve la vida y haga que todo sea perfecto y maravilloso, se dan por vencidas en lugar de asumir la seria tarea del matrimonio. Se separan, se divorcian, o sostienen relaciones extramaritales, en busca de un ideal fugaz. Eventualmente, la emoción de una nueva relación les lleva a hablar de compromiso otra vez y a hacer planes para una nueva boda. Y es aquí que el ciclo de la desilusión comienza de nuevo.

Aunque las ceremonias nupciales de hoy día conservan tanto los simbolismos y tradiciones religiosas como seculares, mostrando escenarios románticos y coloridos, con frecuencia carecen de la substancia que verdaderamente expresa el compromiso matrimonial. Aquellas parejas que deseen llevar a cabo una ceremonia más personal y significativa deberán preguntarse, ¿Qué significado tiene para nosotros este simbolismo? ¿Verdaderamente esta tradición refleja nuestros valores como para incluirla en este día tan especial? ¿Estamos sucumbiendo ante las presiones comerciales para incluir elementos innecesarios?

Cómo seleccionar una alternativa

A pesar de las muchas presiones, expectativas y los diferentes rituales, ustedes como pareja tienen la oportunidad de crear una celebración matrimonial personal y significativa, a la cual llamaremos en lo sucesivo una ceremonia "alternativa". En lugar de dejarse llevar pasivamente por los libros de etiqueta para bodas, y por los largos listados que aparecen en las revistas de novias, ustedes pueden tener el valor de hacer a un lado todos los adornos externos comúnmente asociados con las bodas. Durante las etapas iniciales de su relación, y a medida que sus vidas comenzaban a entrelazarse, probablemente observaron la forma en la que sus valores y estilos de vida se fueron integrando. El día de su boda es una oportunidad para unir sus vidas simbólicamente y proclamar al mundo los valores que los unen y que habrán de sustentar su vida de casados.

El matrimonio de Bárbara y John fue oficiado por una pareja de ministros. En la tradición de los cuáqueros, en la cual creció Bárbara, las bodas eran sencillas, con unas pocas lecturas y largos períodos de silencio. Períodos de silencio fueron intercalados con los consejos y meditaciones que algunos familiares y amigos expresaron a la pareja.

Decidir sobre una alternativa diferente para la celebración de su matrimonio puede ser difícil, pero les dará un gran sentido de logro y satisfacción personal. Puede ser un medio de anunciar y confirmar públicamente sus valores personales. Por ejemplo, si el deseo de desplegar riqueza no forma parte de su escala de valores, piensen en lo que ustedes verdaderamente creen. Durante el proceso de preparación es bueno hacerse las siguientes preguntas:

Juan José y Vangie celebraron su boda en la capilla del campamento de retiro donde se conocieron. El campamento estaba localizado en una hermosa área campestre, bastante retirada del área metropolitana. La pareja llegó junta al lugar, lo cual les ayudó a calmar la ansiedad que el evento les producía, ya que pudieron conversar tranquilamente durante el trayecto. Vangie, vistiendo un hermoso y sencillo vestido que su mejor amiga le ayudó a seleccionar, fue escolatada por su padre. Juan José fue escoltado por su madre, quien luego se unió al padre de Vangie en el altar para actuar como los testigos. El lugar reflejaba el amor por la naturaleza y la silenciosa belleza de la ceremonia fue testimonio elocuente de los valores de sencillez que compartían.

Una boda "alternativa" puede incluir aspectos tradicionales. Probablemente desearán incorporar en la ceremonia algunas oraciones, cánticos, o lecturas que forman parte de su tradición familiar. Esto puede ayudar a que la gente presente se sienta en la libertad de participar más plenamente en la ceremonia. Además, permitirá que las personas que no están familiarizadas con dichas prácticas, sean más receptivas a aquellas partes del ritual que desconocen, aquellas que reflejan lo único y personal de su relación como pareja.

Mary y William se criaron en la tradición católica romana, pero eligieron celebrar una boda no católica, debido a su profunda creencia en la inclusividad. La ceremonia se asemejaba a la misa católica por las lecturas y la Eucaristía. Un formato que era familiar para los familiares y amigos presentes. Sin embargo, escogieron a una monja católica y a un ministro presbiteriano para que oficiaran la ceremonia. Incluyeron además una historia dramatizada, la cual fue narrada por una cuentista amiga de ambos. En honor a la herencia italiana de Mary, incluyeron algunas costumbres italianas tradicionales en la recepción, lo cual la convirtió en un momento de remembranzas.

Nosotros optamos por honrar nuestro trasfondo católico, así como nuestros valores de sencillez, planificando la celebración de dos bodas. La primera fue oficiada en la iglesia católica a la cual asistíamos mientras estudiábamos en la universidad en California, cerca de la cual vivían muchos de nuestros familiares. La segunda tuvo lugar en la casa de retiro en la cual vivíamos en Oregon. Esta celebración duró todo un fin de semana. Fue mucho más trabajo del que imaginábamos; pero el hecho de poder tener dos celebraciones significaba la realización de muchos sueños. La primera celebración, basada en la tradición católica, incluyó a nuestras familias. La segunda no siguió ningún formato tradicional, lo que nos permitió incluir rituales y simbolismos nativos, muy personales, centrados en la creación. El hecho de tener estos dos lugares geográficos ayudó para que muchos más familiares y antiguos amigos asistieran a la primera boda, mientras que un número mayor de amigos de nuestra comunidad de apoyo local pudo celebrar con nosotros durante la segunda.

Cuán tradicionales o no-tradicionales fueron nuestras celebraciones no es lo más importante. Más bien, el propósito y la intencionalidad que como pareja imprimimos en nuestras celebraciones, fue lo que hizo que se convirtieran en ceremonias únicas o "alternativas".

El enfoque personal

Uno de los valores más importantes que decidimos afirmar como pareja en nuestra boda fue el valor de las relaciones. Celebramos nuestra creencia en el enfoque personal en lugar del enfoque material, por demás común. La mejor muestra de esta creencia fue la composición del séquito nupcial que participó en la ceremonia de California. Este consistió de un número mucho mayor de personas de las que comúnmente participan en las bodas.

El procesional fue iniciado por seis abanderados, quienes ondearon hermosas y brillantes banderas. Dos de ellos se unieron a nosotros, más adelante durante la ceremonia, para acompañarnos en una danza litúrgica; uno dirigió a la congregación en una "oración en movimiento", y el otro fue uno de nuestros testigos oficiales. Les seguían las dos lectoras principales y cuatro amistades más, quienes prepararon la mesa de la comunión. A continuación, desfiló un matrimonio que leyó unas peticiones, luego una amiga muy cercana quien fue otra de las testigos, y por último la pianista. Este largo desfile de amigos cercanos fue completado por el sacerdote oficiante y la ministro --una selección que no es común en bodas católicas.

En lugar de que el padre de Eileen "la entregara", adaptamos esta tradición para incluir a nuestra familia immediata. Mientras se escuchaba nuestra canción favorita, los tres hermanos de Mark desfilaron hacia el altar, seguidos de sus padres, quienes iban lado a lado del brazo de Mark. Del mismo modo, los hermanos de Eileen y sus respectivas familias le precedieron a ella y a sus padres. Cuando llegamos al altar, nos unimos a nuestras respectivas familias en un fuerte abrazo para luego ocupar nuestros lugares uno junto al otro. De este modo, dimos reconocimiento, de forma simbólica, a nuestras familias y a la nueva familia que constituíamos.

Muchos otros amigos y familiares también contribuyeron con su participación. Algunos parientes ayudaron horneando el pan para la comunión y proveyendo los utensilios necesarios para la misma. El mantel del altar era la parte superior de una colcha de retazos cosida por miembros de nuestra comunidad de fe. Esta consistía de treinta retazos diferentes, hechos por distintas personas, muchas de las cuales no podrían asistir a la boda. Amistades con talentos musicales nos ayudaron a preparar con bastante antelación la música para la ceremonia. De igual manera lo hicieron los dos bailarines. El hermano de Mark diseñó e imprimió las invitaciones, y ayudó en la preparación del programa de la ceremonia.

La celebración en Oregon nos dio la oportunidad de añadir aún más personas. Personas laicas de nuestra comunidad de fe oficiaron el ritual, y un buen número de amigos contribuyeron por medio de lecturas y plegarias. Además de esto, seis músicos dirigieron a la congregación en varios cánticos.

Nuestros rituales matrimoniales fueron verdaderamente de mucho gozo y apoyo, principalmente por la participación de tantas personas queridas. Cada ceremonia culminó con una bendición especial por parte de los asistentes. Nos sentimos especialmente agradecidos, pues sabíamos que todas las personas presentes nos darían su apoyo y ayuda para mantenernos fieles al compromiso que estábamos haciendo.

Otra forma en la que incorporamos nuestros valores de índole social y comunitaria fue al sugerir a nuestros familiares y amigos que hicieran un donativo, a nombre nuestro, a algunas de las instituciones sin fines de lucro a las cuales nosotros apoyamos. Incluímos una breve nota en la invitación en la cual mencionábamos los nombres y direcciones de dos instituciones: una que ayuda a combatir el hambre en el mundo, y otra que apoya al pueblo de Nicaragua. De esta forma, afirmamos públicamente nuestro anhelo por la paz y la justicia mundial, y nuestros nexos con la comunidad global.

Cómo confrontar el consumerismo

Además de los obsequios, hay muchos otros gastos asociados con las bodas. Dado que las bodas son celebraciones de mucha alegría, es inevitable que muchas de ellas --especialmente si incluyen un gran número de personas-- involucren el gasto de grandes cantidades de dinero. No es nuestra intención apagar el espíritu de celebración, sino hacerles saber a las parejas que pueden tomar distintas decisiones con relación a los gastos en los que, tanto ellas como sus familias, habrán de incurrir. En este mundo de enormes divisiones entre ricos y pobres, les exhortamos a que eviten la tentación de ser demasiado indulgentes o irresponsablemente extravagantes. Es posible que muchas de las prácticas modernas no resulten atractivas para algunas parejas. ¿Podrían entonces ser sustituídas o simplemente pasadas por alto? Pregúntense entre sí si es que las cosas tienen ahora más importancia para ustedes que las personas, ya sea que lo estén demostrando en su forma de pensar, en su actitud, o en el tiempo que le han dedicado al planificar los eventos del día.

Michael y Donna estaban particularmente identificados con la realidad de la pobreza en el mundo, y deseaban que su boda reflejara esa sensibilidad hacia aquellos que tienen poco. Como resultado de este deseo, pidieron el apoyo de varias amistades, quienes les ayudaron a organizar una recepción informal, con platillos cocinados por ellas mismas, para así evitar los gastos de un servicio de banquetes a domicilio. Además de esto, sugirieron en las invitaciones de la boda que las personas hicieran donativos a una parroquia hermana en Nicaragua, a nombre de ellos como alternativa a los obsequios tradicionales. Entre sus amigos y familiares donaron poco más de $2,000 dólares.

Cómo personalizar el ritual

Si bien es cierto que durante toda nuestra ceremonia nupcial se reflejó el amor mutuo que nos profesamos y nuestro deseo de vivir juntos, los votos matrimoniales nos dieron la oportunidad de confirmar nuestro amor. Reescribimos los votos tradicionales para que reflejaran nuestra propia historia y valores. Cada uno hizo una declaración única y personal, la cual culminó con una declaración de compromiso mutua. Otra manera en la que personalizamos nuestra ceremonia fue reescribiendo las oraciones tradicionales para utilizar lenguaje inclusivo, de modo que reflejara nuestra creencia de que no se debe referir a todas las personas con el término "hombres" y a Dios exclusivamente como masculino. Hoy en día muchas iglesias están utilizando el lenguaje inclusivo en sus liturgias y cánticos.

Dado el hecho de que nos conocimos en una clase de danza litúrgica en la universidad, y de que ambos participamos en un grupo de danza litúrgica más adelante, culminamos nuestra ceremonia con una danza, acompañados por dos amigos. Deseábamos hacerle saber a nuestros seres queridos nuestra creencia de que el matrimonio es una danza que dura toda la vida, en el cual nos acercamos más y más a Dios.

Muchas parejas deciden utilizar el lenguaje tradicional en sus ceremonias. Para muchos esto es de suma importancia. Luego de mucho meditar acerca de cómo personalizar su ceremonia, una pareja entendió que los términos, música y símbolos tradicionales realmente reflejaban sus sentimientos. Para otros, el dejarse llevar por las expectativas culturales, familiares o de la iglesia representa una falta de decisión. Les animamos a trabajar concienzudamente para hacer de su boda un evento personal, el cual refleje su identidad como pareja.

El matrimonio como fundamento

El ritual matrimonial celebra la unión de dos personas y sus respectivas familias. Por lo tanto, resalta temas o conflictos que pueden presentarse con alguna de las familias. Ya sea que una de las partes haya estado casada anteriormente o no, o que hayan vivido juntos antes del matrimonio, el ritual involucra separación --dejar una familia para comenzar una nueva. El tomar decisiones como pareja durante la etapa de planificación, les ayudará a solidificar su relación y a facilitar la transición del pasado al futuro. Nuestras celebraciones nos ayudaron a cimentar una base sólida para nuestro futuro juntos. Nuestras acciones, nuestra vestimenta, el medio ambiente, y todos los preparativos confirmaron quiénes somos como pareja, cómo deseamos sea nuestra vida juntos, y cómo visualizamos al mundo y a las personas que nos rodean.

Hemos estado casados cerca de seis años, y los recuerdos y memorias de nuestra boda aún están latentes en nuestros corazones. El escoger y luego celebrar nuestra unión de forma tan especial ha sido sumamente importante en nuestras vidas. La unidad que se desarrolló durante el proceso de la planificación, celebración, y remembranza de nuestra boda son nuestro apoyo y consuelo en medio del agitado diario vivir. Esto nos ha hecho capaces de compartir nuestros sentimientos más profundos de manera mutua. Les deseamos mucha felicidad y esperamos que su boda sea una experiencia significativa para ustedes. Dios permita que éste sea un paso maravilloso, de los muchos que darán, en el largo camino de la vida que juntos andarán.

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