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Archives: Adviento 2000
¿Y al fin de quién es el cumpleaños?


 


Adviento 2000 - ¿Y al fin de quién es el cumpleaños?

vide: La historia de Navidad

 

La presencia de la Navidad

por Louis Lotz

 Pídale a las personas que reflexionen en sus recuerdos favoritos de la Navidad y se dará cuenta que nunca le comentarán acerca de los regalos. Ellos y ellas platican sobre personas. Inténtelo. Pregúntele a la persona que está cerca de usted: "Cuénteme sobre su mejor experiencia en Navidad?", y después siéntese y escuche. Estas personas nunca le platicarán acerca de los regalos, ellos le contarán experiencias inolvidables acerca de personas. No es el regalo lo que apreciamos sino la persona que da el regalo. El mejor regalo que podemos dar para Navidad es darse usted mismo -- su tiempo, su atención, su presencia.

Cuando mi suegra cumplió 70 años de edad en la ciudad de Michigan, sus hijos e hijas le celebraron sus cumpleaños. Entre todos los regalos que le dieron, había una caja enorme, era una caja tentadora envuelta en papel brillante color rojo, que parecía ser una caja con algún aparato eléctrico dentro. Inmediatamente ella sabía de qué se trataba. "¡Una lavadora de trastos nueva!", pensó. "Al fin, después de todos estos años, mi esposo comprendió la indirecta", dijo, mostrándose un poco sorprendida. Ella rompió el papel y abrió la tapa de la caja y de pronto salió su hija (mi esposa), quien había llegado muy temprano a la ciudad para poder darle una sorpresa. Mi suegra estaba sorprendida y emocionada. Cuando sus amigas en la iglesia le preguntaron: "Joanne, ¿qué regalos recibiste para tu cumpleaños?", ¿qué creen ustedes que fue lo primero que mencionó?

En esta Navidad, dése usted mismo. Vaya a una cita con su cónyuge a solas. Lleve a sus hijos e hijas a pasear a algún sitio, visite a un amigo o amiga, invita a su papá o mamá o ambos a desayunar, etc. Un amigo mío que vive en Nueva Jersey llamó a su hermano que vivía en Seattle y le dijo: "Vamos a almorzar juntos para Navidad. Encontrémonos en el camino" Ellos se reunieron y fueron juntos a un restaurante cerca del aeropuerto en Chicago, almorzaron, hablaron durante tres maravillosas horas y después regresaron a sus casas. El simple regalo de usted mismo una atención incomparable es el mejor regalo que tiene para dar.

Lo que nosotros queremos para Navidad no son regalos sino presencia.

Cuando lea la historia bíblica de los Tres Reyes, podrá imaginárselos y verlos viajando a través del desierto sobre sus camellos, caminando despacio, siguiendo a la estrella en el cielo. Aunque la Biblia no dice que los hombres sabios eran tres reyes, solamente dice que llevaron tres regalos. Tampoco la Biblia dice que los hombres sabios eran reyes, solamente dice que ellos estaban buscando a un rey. Y finalmente, tampoco dice que los hombre sabios eran hombres sabios. Mateo los llama magos, adivinos, etc., pero a pesar de todo eso, entendemos la historia correctamente.

Un hecho acerca de los Reyes Magos que siempre pasamos por alto es que más que dar oro, incienso y mirra, ellos se dieron a sí mismos. Ellos se presentaron como un acto de homenaje. Ellos se "inclinaron y lo adoraron". Los Reyes Magos no enviaron embajadores. Ellos fueron en persona. El oro, incienso y mirra eran simplemente detalles. Lo interesante de la historia es que los Reyes Magos se presentaron a sí mismos.

Cuando usted reflexiona sobre esto, la Navidad realmente significa que Dios se dio a sí mismo como un regalo. Para demostrar su amor al mundo, Dios no envía el regalo, sino que Dios es el regalo. "Debes llamarle por nombre Emanuel", dijo el ángel a José, "que significa Dios con nosotros". La Navidad es la presencia Dios con nosotros, y los unos con los otros.

Louis Lotz es pastor de la Iglesia Reformada.

 

Regalos que no tienen precio

Los regalos en esta lista apenas cuestan, pero son de GRAN valor. Cuando nosotros y nosotras obsequiamos uno de estos regalos, estamos dando un regalo que no tiene precio... nos damos a nosotros mismos.

El regalo de escuchar. Una de las cosas más grandes que podemos hacer por otra persona es escuchar sin interrumpir, sin estar pensando en otra cosa ni ignorando lo que nos están contando.

El regalo de un cumplido. Esto ayuda a que las personas lleguen a su potencial más alto. Dígales algo cuando esas personas hagan lo correcto. Halague a los niños y niñas cuando prestan atención, por su sonrisa, por dar un abrazo, por compartir.

El regalo de demostrar afecto. Demuestra el amor profundo que sentimos al recibir y dar un abrazo, un beso, un apretón de manos, un golpe con cariño en la espalda, y una sonrisa.

El regalo de la risa. A todos y todas nos gusta reír. Trate de ver las cosas con humor en su diario vivir. Desarrolle también la habilidad de reírse de usted mismo.

El regalo del buen humor. Esto significa no lamentarse, no sentir lástima por sí mismo, no decir comentarios desagradables, no gritar. Nuestro regalo del buen humor será apreciado por todos y todas,

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incluyéndonos a nosotros y nosotras.

El regalo de hacer un favor. Puede ayudar a lavar los platos, a escribir una carta a hacer un mandado.

El regalo de jugar. La mayoría de las personas tienen por lo menos un deporte o juego que les gusta....por ejemplo, fútbol, cartas, ajedrez, y otros juegos de mesa. Ofrezca jugar con otra persona lo que más le gusta, no con un espíritu competitivo. Haga juegos de cooperación, en donde todos somos triunfadores siempre y cuando compartamos una experiencia.

El regalo de comunicarse. Escriba notas que simplemente digan: "Pensando en Ti". Haga llamadas telefónicas a las personas que están pasando a través de tiempos difíciles, para que ellas sientan su apoyo.

El regalo de la aceptación. Acepte con fortaleza las cosas que no podemos cambiar. El regalo hace la diferencia en la vida de sus amigos y amigas, familia y colegas.

El regalo de la oración. Este regalo oculto no necesita respuesta.

(Adaptado de Meeting Ground)

 

Reflexiones

Utilizando estas reflexiones

Los recursos ofrecidos aquí, son para personas individuales, familias o grupos pequeños para utilizarlos como una forma de recordar la razón por la que celebramos esta época tan especial. Las reflexiones empiezan la primera semana de Adviento y siguen hasta la fiesta de la Epifanía.

Antes de dar comienzo al Adviento, necesitará hacer una Corona de Adviento. Puede buscar algún libro con instrucciones para hacer una corona. O si desea, puede seguir estas instrucciones muy sencillas. Consiga una caja o un plato hondo (no muy profundo), por lo menos nueve pulgadas de diámetro y llénela con arena. Coloque cuatro velas (candelas) color morado (púrpura) alrededor de la orilla de la caja o del plato hondo. En el centro coloque una vela blanca grande. Puede fijar bien las velas hasta que estén firmes y seguras en el lugar.

Puede fijarle alrededor una planta de color verde como "la siempre viva" para darle un mayor realce a la corona.

Así mismo necesitará elaborar un escenario del pesebre, una Biblia y fósforos. Encienda una vela morada la primera semana de Adviento; encienda dos la siguiente semana y así sucesivamente. Encienda las cinco velas la víspera de la Noche Buena.

Haga un tiempo cada semana, quizás antes o después de una comida los domingos o cualquier otro día de la semana. Dependiendo de las edades en su grupo, los adultos pueden leer las reflexiones bíblicas con anticipación.

Incorpore partes del mismo en el calendario completo de Navidad y Adviento en el tiempo de adoración, especialmente para principiar los comentarios.

Reúnanse alrededor de la corona. Tomen turnos para leer, encender las velas, orar, cantar y compartir pensamientos e ideas.

 

Reflexiones

por Miriam Therese Winter

INTRODUCCIÓN

Tradicionalmente, Adviento es una época de espera. Con la familia y los amigos pasamos momentos de excitación, esperando abrir los regalos de Navidad. Precisamente, son los regalos que envuelven nuestras vidas con significado. En nuestras iglesias y en nuestras vidas espirituales esperamos la venida de Cristo, aquel que puede hacer realidad todas las expectativas que no se concretizaron en su primera venida. Espiritualmente aguardamos. Pero, mientras miro a mi alrededor, me parece que hemos esperado lo suficiente. Ahora nos toca hacer todo lo que quedó sin hacer, por Aquél que fue enviado para preparar el camino de justicia y compasión.

Nosotras/os como discípulos de Jesús no somos únicamente sus seguidores/as, somos líderes con una misión; creyentes llenas/os de su Espíritu; mensajeras/os enviadas/os como Él lo fue, para hacer la voluntad de Dios.

Jesús vino, se fue y vendrá nuevamente. El hecho de que no esté ahora con nosotras/os no significa que estemos solas/os en esta lucha de hacer del mundo, en su nombre, un lugar mejor. El espíritu de Jesús, Espíritu Santo, nos acompaña. Y, maravilla de maravillas, ¡habita en nosotros!. El espíritu de Jesús, el Espíritu Santo, es la eterna presencia de Dios, encarnada entre la humanidad como un regalo para todas las generaciones.

En esta época de Adviento, hagamos una pausa para dar gracias por este regalo que vive en nosotras/os y comprometámonos nuevamente a vivir en el espíritu de Jesús y a hacer lo que Él hizo. Que todos los regalos que demos y recibamos esta Navidad, sean un recordatorio de todo lo que nos ha sido dado, y por consiguiente de todo lo que debemos dar en el transcurso del próximo año.

 

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

Había sido un día muy difícil. No era un típico medio día del mes de julio. Sí, siempre caluroso, húmedo, los niños agobiados por el peso del ambiente. Pero lejos de mi ambiente acostumbrado. Me encontraba en un resguardo provisional, atendiendo a niñas/os desnutridas/os en un pueblo al sur de Addis Ababa, en Etiopía, África.

Antes que yo llegara como voluntaria para el servicio de socorro, el hambre había arrasado en forma devastadora este país. El albergue, que eran dos cuartos diminutos, estaba lleno de vidas humanas hambrientas por sobrevivir.

Diariamente, compartíamos el pan de vida. Pero este día orábamos específicamente por la multiplicación de los alimentos, ya que se habían acabado las provisiones y el nuevo cargamento aún no llegaba. Mientras tanto escuchábamos el clamor de la gente suplicando comida. Guardar lo último para los niñas/os, era la regla cruel, pero necesaria. Tener que ignorar al hambriento y con lágrimas alejarme de él, fue la experiencia más dolorosa de mi vida.

Las reglas se hicieron para romperse. Había un hombre paralítico que venía a diario al albergue. Fue una dura prueba para mí observar su mirada agonizante y su mano extendida mendigando un pedazo de pan. Mi compañera me dijo: "Es tu turno decirle que no" ya que ella sabía que yo no era capas de rechazarlo. Entonces me dijo: "Dale un pan, pero sólo uno". Yo sé que no debía hacerlo, pero luego me alegré de haberlo hecho.

Al día siguiente la noticia corrió rápidamente. Alguien había muerto durante la noche. El cadáver estaba junto al río. Vengan rápido, dijeron, ya que el sol está fuerte y el cadáver debe ser enterrado de inmediato. Les seguí por un camino aislado hacia un lugar cerca del río, bastante alejado de nuestro campamento. Ahí estaba aquel hombre que día tras día llegaba al albergue, el de mirada agonizante, su cuerpo sin vida yacía inanimado bajo el sol. Se reunió una multitud enfurecida, diciendo que el joven había muerto de hambre y nos responsabilizaban a nosotras por haberle negado alimento. Por un instante, por un pequeño instante, sentí pánico.

Me acerqué al cadáver y me arrodillé para orar, el bullicio de la muchedumbre alborotado de pronto cesó. Luego le tomé el pulso, y tras una pausa, dije: "Sí , efectivamente, este hombre está muerto, pero él no murió de hambre. Vean, aún hay un pedazo de pan en su mano."

Efectivamente, el hombre sostenía fuertemente en su mano un pedazo de pan; pan que primero le había salvado la vida a él, y ahora, a mí. La multitud, con alivio y respeto, murmuró su aprobación. Según el rito de los musulmanes, lavaron el cuerpo y lo envolvieron en un pedazo de lino limpio.

Justo cuando me levantaba para retirarme, una mariposa anaranjada grande se posó sobre el manto que cubría la cara del joven. Un "aleluya" llenó mi corazón agradecido, mientras su espíritu resucitado se dirigía a Dios.

Dios había enviado una señal a la multitud, y a mí también. Señal de amor, señal de tierna misericordia.

Me regocijé en los regalos de Dios.

Las señales están a nuestro alrededor, no sólo en los cielos, sino en la tierra. Vemos señales de un mundo afligido, de destrucción y discriminación. Pero también vemos otras señales, las de la tierna presencia de Dios. Señales del "Dios con nosotros" capaz de librarnos del mal e inspirarnos a hacer el bien. Busca estas señales. Mejor aún, sé tú una señal de la justicia y compasión de Dios, para que todos aquellas/os que vean nuestras buenas obras puedan glorificar y alabar a Dios.

ORACIÓN

¡Oh! Espíritu del Dios Viviente que habitas entre nosotras/os y con nosotras/os, inspíranos a vivir de tal forma que seamos fuentes de vida, para nosotras/os mismas/os y también para las/os demas.

REFLEXIONEMOS

 

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

Recientemente, recibí una carta de una estudiante a quien no había visto en años. Yo trabajo ahora en educación para adultos; ella ya está jubilada. Me contó cuánto su amistad conmigo había influido en su propia peregrinaje en el Espíritu. Realmente me sorprendió saber que nuestra amistad la había tocado tan profundamente.

Repitió de memoria muchas de las enseñanzas que yo había compartido en un seminario, mucho tiempo atrás. Fue muy importante para ella escuchar sobre como los cristianos de la iglesia primitiva se llenaron de fuego y pasión al sentirse guiados por el Espíritu y cómo debemos discernir la presencia del Espíritu en nosotras/os y aprender lo que eso significa.

¡Que alentador este testimonio ya que yo tenía por delante un futuro incierto! A pesar de los cambios dramáticos en mi vida y en mis enseñanzas durante los últimos años, esta carta me enseñó que, en lo esencial, no he cambiado.

Me había sentido como una voz en el desierto y ahora estaba en medio de muchas voces estridentes. El mundo alrededor estaba despertando, abriendo los ojos al lugar político y teológico que la mujer ocupa en la religión y en la sociedad. La voz autoritaria era definitivamente masculina, sin intención alguna de cambiar. ¿Qué probabilidades tendría el susurro del Espíritu de impactar en estructuras inamovibles? Pero he aprendido, con el pasar de los años, que la palabra susurrada se convierte en caja de resonancia para el Espíritu, cuando se trata de un mensaje que prepara el camino para cambios de fondo, esenciales.

Por mucho tiempo, la mayoría ha guardado silencio, mientras las/os marginadas/os en nuestro mundo próspero, permanecen oprimidos y sin poder alguno. A veces nos preguntamos ¿quién soy yo para luchar contra fuerzas contundentes como la distribución, el consumo y la avaricia?

Mejor, esperamos la llegada del profeta perfecto. Alguien como Juan el Bautista. Pero recordamos el precio que pagó el Bautista por prepararle el camino para Jesús, y decidimos que el ser profeta no es para nosotras/os.

No todos los profetas "pierden la cabeza" al lanzarse al desierto para proclamar el Reino de Dios. No todos los profetas proclaman la Palabra a gritos. Hay voces proféticas que no están reconocidas como tales. El Espíritu habla de diversas formas, ya sea en palabras o en silencios, por medio de personas comunes y corrientes. Incluso, por medio de gente como nosotras/os. Cuando vivimos nuestras vidas con integridad, compasivamente, seguras/os que el gesto más sencillo puede contribuir a la justicia y paz, caminamos por el sendero del Espíritu y preparamos el camino para que todos las/os hijas/os de Dios puedan disfrutar de un mundo mejor.

Al reflexionar sobre cómo podemos estar más sintonizados con el Espíritu de Cristo en esta Navidad, recordemos que nosotras/os somos las/os mensajeras/os de Dios. Nosotras/os somos las Buenas Nuevas de las que habla Dios. Somos el amor encarnado. Hemos sido llamadas/os a proclamar esa palabra por medio de nuestras vidas.

ORACIÓN

¡Oh! Espíritu del Dios Viviente, prepara el camino para que podamos seguir tus pasos en el desierto que ahora habitamos, para que podamos ser testigos de Tu misericordia y de Tu amor incondicional.

REFLEXIONEMOS

  

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

He conocido muchas mujeres de espíritu recio, que construyen su futuro persiguiendo el sueño imposible. Un fuego arde en su interior; se refleja en sus miradas.

Anna Dengel era una de esas mujeres. Fue pionera en misiones médicas para las mujeres de la India, con un interés especial por las musulmanas. Su vida, decía ella, consistía en fuego y llamas. ¿Su preocupación principal? Ofrecer vida a las que, por tradición, quedaban sin acceso a las necesidades mínimas. Anna fundó mi comunidad, las Hermanas Misioneras Médicas, y ahora en su 75o. aniversario, el fuego aún arde con toda intensidad.

Durante una visita a la India, las estudiantes de enfermería de nuestro hospital en Patna, me ofrecieron una bienvenida majestuosa por medio de una tarde de danza y cantos. Mujeres hindúes, musulmanas y cristianas, hombro con hombro, bailaban juntas, cantaban juntas, atendían a los enfermos juntas. Y juntas brillaban con una luz que nacía de su interior. En un mundo tan dividido por raza, religión y cultura, me sentí tan bendecida al presenciar esta señal, el que todas las criaturas de Dios pueden trabajar juntas como un solo cuerpo.

El Evangelio de esta semana nos recuerda a quienes hemos pasado por las aguas bautismales de iniciación, que no habremos cumplido nuestra misión hasta no haber sido bautizadas/os con el Espíritu Santo y con fuego. ¿Qué necesitamos para avivar la chispa que ya está encendida dentro de nosotros? ¿Qué podría convertir esa chispa en una llama que consuma nuestras inhibiciones y queme nuestros temores, para que podamos ser fuego ardiente al tratarse de las cosas que son realmente importantes? Si tan sólo pudiéramos sacar de ese lugar escondido nuestra lámpara de amor y dejarla brillar ¿qué buenas obras anhelaríamos realizar?

Adviento es una época de luz, una época del año en la cual diversas religiones celebran una fiesta de luz. Luces de Diwali, luces de Hanukkah. La luz del solsticio de invierno. La luz anticipatoria de la Navidad. Las velas de Adviento conmemoran el deseo y la ferviente expectativa que rodeaba la Luz llegando a este mundo. Las velas de la Navidad anuncian que la Luz del Mundo ya esta aquí.

Cuando diversas fuentes de fuego convergen, su llama se convierte en una. Es imposible determinar cada fuente por separado o determinar cual brilla con mayor intensidad. En realidad no importa, ya que el fuego y la llama son una sola. Si cada uno de nosotras/os nos apasionáramos por una pequeña faceta de la justicia e hiciéramos algo al respecto, el mundo resplandecería más. Podríamos visualizar nuestro camino hacia un futuro de paz por medio de la luz de todas las llamas del fuego que arde en nuestros corazones.

ORACIÓN

¡Oh! Espíritu del Dios Viviente, sé llama y fuego ardiente dentro de nosotras/os, encendiendo la pasión para vivir tu palabra, de manera que reflejemos Tu presencia transformadora en estos tiempos de tensión y aflicción.

REFLEXIONEMOS

  

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

La prisión estatal de mujeres del estado de Connecticut, está llena del Espíritu Santo. ¡Verdaderamente llena! Domingo tras domingo, el Espíritu que aviva, que cambia, que construye un futuro mejor, se manifiesta en aclamaciones de alabanza vertidas por un conjunto de vidas rotas y promesas traicionadas. La líder proclama, "Dios es bueno". Las mujeres responden: "todo el tiempo" .

¡Las buenas nuevas del Espíritu se reciben con un clamoroso y rotundo "Sí"!

Los escépticos se preguntan ¿cómo puede ser esto posible? Estas mujeres se han acostado con muchos hombres, han violado la ley una y otra vez, han pecado desmedidamente. Sus antecedentes lo dicen todo: Asesinato, incendios provocados, prostitución, robo. Así que el público las llama: asesinas, incendiarias, prostitutas, ladronas. ¿Qué tiene que ver el Espíritu de Dios con ellas?

Dios, Santo Espíritu, habita en encarceladas, encarcelados, y también en la gente "buena". Dios, se da cuenta que sus hijos amados andan perdidos en sus errores, y anhelan ser encontrados.

La mayoría de las mujeres aquí recluídas, han experimentado lo que es el embarazo. Lo más difícil de estar en prisión, es tener que abandonar a sus hijas/os. Niña/o nacida/o, niña/o abandonada/o. Así es el círculo vicioso en que viven y, muchas veces, mueren las drogadictas. El mundo de las drogas es un mundo de fantasías mortales. La prisión no es un lecho de rosas, pero de alguna manera es un santuario, donde libres, por un tiempo, de su adicción una puede ver las cosas más claramente y redescubrir el Espíritu que mora en su interior.

Hay momentos, momentos transformadores, en los que una mujer, cuya vida ha salido terriblemente mal, se llena del Espíritu y, por consiguiente, de gracia. Sí, cambiar es posible, ya que no hay nada imposible para Dios. Muchas personas consideran como blasfemia el solo hecho de pensar en esto. Deseamos mantener cada cosa en su lugar en un mundo que hemos ordenado a nuestra conveniencia: María en un pedestal, las mujeres de la calle detrás de las rejas, olvidándonos que el propósito central de Jesús fue construir puentes.

Esto es lo que tenemos que recordar a la hora de contemplar la María embarazada, a la hora de prepararnos de nuevo para celebrar el nacimiento de su hijo. Es importante recordar además, que Jesús dijo: "cuando visitas a alguien en la cárcel me estás visitando a mí". ¡Semejante redefinición radical de lo que quiere decir ser "humano" y ser, a la vez, bendecida/o por Dios, es algo que nunca acabaremos de entender. Gracias a Dios, la fe no depende del entendimiento. Solamente tenemos que confiar en que Dios conoce mucho más que nosotros acerca de la vida, que todas las vidas vienen de Dios y van hacia Dios. Por lo tanto, cada vida es sagrada.

He experimentado momentos en mi vida en que he sentido la presencia del Espíritu. Esta experiencia puede sucederle a cualquier persona, ya que el Espíritu está en cada una/o de nosotros/as. A través del Espíritu de Dios, en un momento transformador, contemplamos al mundo con otros ojos, trascendiendo nuestras limitaciones.

Ese es el verdadero significado de la Navidad. Cristo ha venido a este mundo para momentos como esos.

ORACIÓN

¡Oh! Espíritu del Dios Viviente, te agradecemos y te alabamos por habitar en medio de nosotras/os, por ser la esperanza para aquellas/os que están al borde de la desesperación, por ser la paz para las víctimas de la violencia, y por ser amor para todos aquellas/os que se acercan y encuentran su propósito en Ti.

REFLEXIONEMOS

 

NOCHEBUENA

Las mujeres que se encuentran en prisión no estarán en casa para Navidad. Esta es la cruda realidad que apesadumbra sus corazones. La parte más difícil es comunicarle a sus hijos que no llegarán a casa para esas fechas.

Hace algunos años la consejera de la prisión sintió en su corazón que debía hacer algo por estos niños. Yo me uní a ella en la tarea de recolectar juguetes y otros objetos, los cuales se envían a los niños por correo. Cada paquete es cuidadosamente preparado y lleva una nota que dice, "Con cariño de Mamá". Creemos que si las madres no pueden estar con sus hijos lo ideal sería recibir un regalo de ellas. Muchas personas creen esto con verdadera pasión y ofrendan generosamente al programa con tal de asegurar que siga siendo así.

Desde que iniciamos este proyecto se ha triplicado el número de mujeres en prisión. Y el programa de regalos navideños ha respondido al desafío; sus participantes no esperan recibir nada a cambio.

Este ministerio ha transformado mi vida de manera impresionante. Siempre me ha gustado levantarme de madrugada, pero ¿quién iba a pensar que ahora lo hago para aprovechar las ofertas prenavideñas? Soy una persona particularmente cuidadosa con la manera de gastar el dinero, pero cuando se trata de comprar regalos para estos niños termino llenando la carreta del supermercado. Para mí el entender que Cristo es parte intrínseca de la Navidad, no significa evadir la ola de consumo que nos rodea. Por el contrario, significa estar en medio del bullicio del comercio y poder darle, a partir de allí, el verdadero y único sentido a la Navidad.

La búsqueda de Cristo en los medios comerciales cambia nuestra forma de pensar. De vez en cuando, nos lleva a momentos inesperados de revelación espiritual. Muchas veces que voy de compras, me encuentro repentinamente con el Espíritu de Jesús en maneras que alientan mi corazón. Después de tantos años, he agregado otra dimensión a mi vida. Al prepararme en espíritu de oración para la navidad, mi rutina ahora abarca muchas salidas "al exterior" y no solo entradas "al interior". Mientras los místicos y los monjes se deleitan reflexionando en el silencio y la soledad, los padres y las madres oran de manera distinta y en lugares completamente diferentes. Un lugar es el centro comercial. He experimentado la vida desde ambos puntos de vista, y procuro durante la época de adviento integrar los dos.

El hecho de que yo haya cambiado, no significa necesariamente que he sido cooptada por la sociedad de consumo, que es en realidad otro nombre para la avaricia. Poseemos demasiadas cosas y este exceso es la causa de las carencias que padecen otras personas. En mi esfuerzo por simplificar mi propia vida y lograr grandes cambios en el sistema, estoy firme en una cosa: aquellas/os que carecen de todo, merecen obtener algo antes de que cambiemos las reglas.

Hay personas a nuestro alrededor a quienes la necesidad les impedirá experimentar la Navidad como un tiempo de alegría y paz: las/os solitarias/os, las/os hambrientas/os, las/os desamparadas/os, las/os presas/os, las/os hospitalizadas/os, las/os ancianas/os en asilos y aquellas/os que viven en desventaja económica. Habremos alcanzado el espíritu de la Navidad que Cristo desea, cuando extendamos nuestras manos más allá de nuestro círculo privilegiado e invitemos a otra/o a participar en él.

ORACIÓN

¡Oh! Espíritu del Dios Viviente, llénanos con el espíritu de Jesucristo, con el espíritu de justicia, con el espíritu de compasión, y con el espíritu de gozo y paz, para poder compartir Tú presencia que habita en medio de nosotros/as de diversas formas, y así podamos reflejar Tu cuidado y preocupación por las/os oprimidas/os y necesitadas/os de amor.

REFLEXIONEMOS

  

PRIMER DOMINGO DESPUÉS DE NAVIDAD

Acompañé a mi amiga doctora, a lo largo del sendero de la selva en la frontera entre Tailandia y Camboya, conocida, en aquel entonces, como Kampuchea. En dos oportunidades habíamos trabajado en los campamentos fronterizos. Sin embargo, esta vez era algo diferente. Nos acercábamos al "territorio enemigo". Mi colega traía la autorización necesaria. Yo iba sin papeles; pues me pidió que la acompañara. No podía desaprovechar la oportunidad de conocer una realidad que había quedado oculta para el resto del mundo.

El genocidio había concluido cinco años antes al quedar derrotado el Khmer Rouge. Sin embargo, el rencor permanecía. Las víctimas, nuestros pacientes del campamento, experimentaban a diario un terror que se les había filtrado hasta los huesos y que los acosaba en sus sueños. Las tropas de Pol Pot, responsables de los campos de muerte y destrucción, a pesar de estar esparcidos por toda la selva, todavía eran temibles.

Como un gesto humanitario, mi amiga fue asignada para cruzar la frontera una vez al mes, y atender las necesidades médicas de las fuerzas disipadas. Como todos la esperaban, un gran número de soldados aguardaban nuestra llegada en un lugar especial. Ellos salían de sus escondites, con sus rostros llenos de desconfianza. Uno por uno venían hacia ella. Ella les proporcionaba medicina y consejos.

Una vez concluida su labor quiso mostrarme un campamento que se encontraba en la ribera del río, donde decenas de campesinos fueron asesinados. Yo la seguí, aún no sé por qué. Quizás para ofrecer una oración en silencio o verter lagrimas de dolor por aquellos/as que fueron ejecutados y sus tierras profanadas. Yo estaba parada allí, junto al río, hipnotizada por la presencia de los fantasmas de los muertos vivientes allí presentes, cuando vi que alguien se acercaba. Mi amiga, me dijo al oído. "Allí viene una ex-comandante que fue responsable por la matanza de 80,000 personas". Levanté la vista y fijé mis ojos en los de una mujer de edad media y pensé: ésta es la mirada del mal. Lo que me impactó fue darme cuenta que se parecía mucho a nosotras.

Cinco años antes, en el primero de muchos campamentos fronterizos en que se brindaba refugio a los sobrevivientes, me había encontrado cara a cara con las consecuencias del abuso cruel del poder desmesurado. Las/os niñas/os tenían pesadillas por las noches, las mujeres lloraban la pérdida de sus seres queridos. Los hombres, el deseo de vivir borrado de sus ojos, cada uno ensimismado, presenciaron los cuerpos quebrantados. La matanza de los inocentes significó la pérdida de la inocencia, ya que para ninguno de esa generación la vida sería como alguna vez fue.

A través de esta experiencia, quise poner una barrera entre los que cometen tales atrocidades como los Khmer Rouge y nosotros, pero la vida no es así de sencilla. Como lo dijo Pogo en los años sesenta, "yo he visto al enemigo y el enemigo somos nosotros/as.

Las matanzas, a nivel global, son la suma de los actos perversos de personas como usted y yo. La violencia y todas las manifestaciones de abuso que existen, deben ser erradicadas por las fuerzas de amor y shalom. Esto no es imposible, ya que todas/os tenemos el Espíritu en nosotros que nos permite hacer lo que se debe hacer.

ORACIÓN

¡Oh! Espíritu del Dios Viviente, no permitas que dañemos a ninguna de Tus preciosas criaturas, o a nuestra amada tierra.

REFLEXIONEMOS

 

EPIFANÍA

Nunca conocí a los reyes magos. Pero sí he conocido a unas cuantas personas sabias que han compartido conmigo el don de su sabiduría. También he conocido a muchos sabios a quienes puedo buscar cuando necesito consejos o sustento emocional. Algunas/os de ellas/os son colegas respetadas/os; casi todas/os son mis amigos.

En cierta oportunidad en que me encontraba en conflicto conmigo misma, indecisa acerca de lo que debía hacer - permanecer en una situación ambivalente o buscar nuevos horizontes - conocí a un hombre, un extraño, quien iluminó mi camino. Nos encontrábamos en un salón social en Canadá, ambos participábamos en un programa que concluyó esa noche. Nos saludamos y entablamos por unos momentos una breve conversación. Luego él se dedicó a leer su periódico y yo me quedé con la mirada fija en el techo de la habitación.

No se por qué, pero de repente empecé a desahogarme con él. Le dije todo: de mi angustia por mi indecisión, y de mi incapacidad de discernir lo que el Espíritu quería para mí. Quizás lo hice porque este hombre era un sacerdote, una persona tierna, un servidor. Algo me provocó a que le hablara, y repentinamente las palabras comenzaron a brotar. De pronto me detuve, y me pregunté, ¿Qué hago yo desahogándome con un extraño?

El sacerdote, cuyo nombre no recuerdo, me escuchó atentamente sin interrumpir. Luego me preguntó, "¿Has visto la película The Sting?"

"Si," le dije. Pensé que sus pregunta no tenía ningún sentido.

"Mírala otra vez," me dijo. "La pasarán por televisión esta noche".

Esas fueron sus únicas palabras.

Me tomó tiempo comprender este consejo, pero cuando lo hice, causó un gran impacto en mí. El sacerdote me había hablado en metáfora. De alguna manera él discernió que yo aprendo mejor por medio de metáforas.

Siguiendo su consejo al pie de la letra, podía haber llegado a la conclusión, como dice la película, que hay que seguirle el juego, hay que fingir. Sin embargo, al escarbar la metáfora se ve la palabra libertadora: Las cosas no son siempre como pensamos. Existen mundos desconocidos dentro del nuestro, connotaciones obscuras, razones de ser y actuar que eluden nuestra comprensión, pero que con el tiempo se revelan.

Esa era exactamente la palabra que necesitaba escuchar. Las palabras sabias de este hombre, fueron un regalo para mí y las atesoraré por el resto de mi vida. La sabiduría es algo que se debe compartir. Yo pienso hacerlo también:

No tomes la vida tan literalmente. Ese es el mensaje central de la Epifanía. Es más sabio buscar una estrella que querer ser una.

No vayas tras el oro, ni acumules muchos bienes. Procura buscar lo preciado en las vidas ejemplares de las/os santas/os comunes y corrientes.

No ofrescas incienso a los ídolos, por tentador que esto sea. Los dioses de la codicia, los dioses de guerra, no hacen más que destruirnos.

No caigas ante el encanto de la mirra, ni te sometas a su unción. Si sufres por algo que valga la pena, encontrarás bendición.

Debemos buscar la mejor manera de vivir el mañana. El camino largo a casa es más seguro. Lo reconoceremos por su nombre: Paz, Salaam, Shalom.

ORACIÓN

¡Oh! Espíritu del Dios Viviente, habla a nosotras/os y por medio de nosotras/os la Palabra que Tú deseas que hablemos a otros, y permite que Tú paz y justicia brillen a través de toda Tú creación.

REFLEXIONEMOS

©Creative Commons (2000 Alternatives for Simple Living)

(Alternativas Para Vivir Sencillamente)

Alternatives es una institutión cristiana sin fines de lucro - con sede en Sioux City, Iowa - la cual se dedica a fomentar el desarrollo de estilos de vida y celebraciones simples, sencillas, y significativas; celebraciones que exalten la creación y nos alejen de las prácticas inculcadas por la sociedad consumerista. Fundada en el año 1973 con el propósito de elevar una voz de protesta en contra de la comercialización de la Navidad, Alternatives promueve las celebraciones que reflejan estilo de vidas consientes y responsable. Con el propósito de ampliar nuestros horizontes y atender las necesidades del mercado latino e hispano, tanto en los Estados Unidos, en Puerto Rico, y áreas adyacentes, Alternatives ha comenzado a desarrollar una serie de materiales bilinguës, los cuales pueden ser utilizados, tanto por personas de habla inglesa como personas de habla hispana.

Además de los materiales para celebraciones, Alternatives provee materiales sobre la paz, el hambre, y muchos otros problemas globales. Los libros para niños y guías de estudio son las favoritas de nuestros lectores. Si tiene alguna sugerencia o pregunta, o desea recibir libre de costo, puede escribirnos al SimpleLivingWorks.org

Recursos

Impreso en papel reciclado.

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